viernes, octubre 06, 2006

Rocío Pérez

La voz más técnica y trabajada de todas. Sus años de estudio en el canto son un fruto del que, por suerte, todas se alimentan. Obsesiva del sonido, se encarga de ese aspecto ante cada presentación. La deformación de su nombre ha llegado a límites insospechados: junto con Violeta, Ana y Tata lucha en la categoría de mayor posesión de apodos. Su característico movimiento de manos hacia su propio pelo cuando canta es el gesto más festejado por el resto del grupo.
Verla bailar murga porteña puede ser una de las experiencias más graciosas que un ser humano puede presenciar. Tiene una marcada tendencia a la exageración, que solo se ve contrarrestada por su capacidad de calificar las situaciones más disímiles con solo dos palabras: “es raro”. Ama dormir, y desde hace un par de años, ama también a los animales, sobre todo a uno grandote posteriormente citado. Estaba a esto de recibirse Lic. En Letras; finalmente lo consiguió.

1 Comments:

Blogger Diego Gueler said...

Dice la fría definición académica (la de la Real) que el rocio es el “vapor que con frialdad de la noche se condensa en la atmósfera en muy menudas gotas”. Menuda descripción. La voz de Rocío, la Rocío actriz, la Rocío artista, se condensa en la atmósfera del escenario con sumo calor y conquista con sus gotas de talento al público más ávido de buena murga, buen canto y buen teatro. La personalidad de su voz se presenta a primeras de cambio. Aquí estoy yo: yo soy Rocío. Su lenguaje corporal completa una actuación profesional. Profesional propiamente dicha. Profesional en serio, eh. La cintura sigue el son del tambor y las cuerdas de la guitarra como una cobra del desierto a su domador. Su enigmática mirada penetra, entra y sale en la mirada de los espectadores. Entra y sale. Se declara la perplejidad colectiva. La dulzura de sus manos derrite a los seguidores de la primera fila. Lo dicho: alquilen balcones, señores, que actúa Rocío.

12:40 a. m.  

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